Conflictos abuelos-hijos en la educación de los nietos.
Estos conflictos son muy comunes. Más aún si los abuelos asumen el rol de cuidadores.
¿Quiénes son los abuelos cuidadores?
Abuelos que tienen un papel en el cuidado y educación de sus nietos. Este papel puede ir desde cuidados puntuales hasta una dedicación total. Algunos estudios demuestran que esta ayuda es muy frecuente, según el estudio del CIS-IMSERSO “Encuesta de Mujeres Mayores” (CISIMSERSO, 2002), entre los mayores de 65 años con hijos, el 35% les presta algún tipo de ayuda en tareas domésticas o en el cuidado de los nietos.
¿Qué consecuencias tiene asumir este rol para los abuelos?
En general, los abuelos suelen sentir una alta satisfacción al ayudar a sus hijos con el cuidado de los nietos, ya que, normalmente, permite a las personas mayores sentirse útiles y fortalecer las relaciones familiares. Sin embargo, es común encontrar malestar debido a diferentes situaciones de estrés que implica este rol.
Algunas de las situaciones que producen más estrés son las conductas de los nietos: ser desobedientes o traviesos o el ser demasiados movidos para que el abuelo/a pueda controlarlos con facilidad.
¿Influye la relación abuelos-padres en la satisfacción de los abuelos cuidadores?
Las relaciones entre los abuelos/as y la generación intermedia influyen en la relación que los/las abuelos/as mantienen con sus nietos/as: a mejor relación con los hijos e hijas, mejor y más estrecha relación con los nietos/a (Chan y Elder, 2000)
También ciertos aspectos del clima familiar, especialmente cuando este clima se caracteriza por una falta de comunicación y de cohesión, tienden a agudizar las consecuencias negativas. Así, los desacuerdos entre los abuelos cuidadores y los hijos generan malestar en el clima familiar. En el trabajo de Semple, “Apoyo Informal y Cuidado de las personas mayores” (1992), estos desacuerdos se engloban en tres dimensiones:
Desacuerdo sobre el tipo o nivel de cuidados que necesitan los niños.
Desacuerdos sobre lo que los familiares consideran o no apropiado y sobre las interacciones con el familiar.
Desacuerdos relacionados con las actitudes y conductas de los miembros familiares hacia los cuidadores y concerniente a la manera de ejercer su rol.
Los conflictos entre padres e hijos son frecuentes cuando los abuelos hacen el papel de cuidadores de los nietos debido a las diferentes posturas ante la educación (normalmente, los padres adoptan una postura más rígida y los abuelos, más permisiva). Además, cada pareja construye una nueva cultura familiar, diferente a las de la familia de origen. Así, la distancia entre la cultura familiar de los abuelos y los hijos es algo natural con el nacimiento de los nietos y es una fuente de problemas, ya que los padres exponen cuáles serán las pautas educativas que quieren poner en práctica , diferentes a las que los abuelos utilizaron con ellos.
¿Qué podemos hacer ante estos conflictos entre abuelos-hijos por el cuidado de los nietos?
Estos conflictos generan un gran malestar en la familia que en muchas ocasiones necesita de un acompañamiento profesional. La terapia de familia ayuda a encontrar soluciones a estas situaciones problemáticas. A través de una comunicación respetuosa y otras estrategias comunicativas, podemos mejorar la relación y llegar a acuerdos sin que se produzcan estos momentos dolorosos entre padres y abuelos. La experta en comunicación, Maria Goday, nos cuenta a continuación las estrategias y herramientas que acompaña a trabajar en sus talleres:
“¡Para!¡ de decirme cómo tengo que hacerlo!”
“¡Cuando no estamos en sintonía con los abuelos ¡ y, nos molesta!”.
Maria Goday:
Cuando los padres y/o suegros cuidan de nuestros hijos es posible que remuevan vivencias de nuestro pasado, que no pudimos elaborar, hablar y posiblemente los abuelos tampoco con sus padres, madres e hijos. En los talleres hablamos de que está en nuestras manos como abuelos y/o hijos.
Buscar un espacio para hablar de estos conflictos e incomodidades ayuda a poner palabras a qué nos pasa en el día a día. Hablar sin juzgar, desde el yo. Una de las claves más complejas y a la vez, creo que más eficaz, es el uso de una comunicación respetuosa. Eso conlleva entrenar/practicar (como cualquier receta, deporte…) en este caso sería poner consciencia de que me pasa, que necesito y luego practicar el uso de herramientas para poder transmitirlo. Construyendo así una comunicación que pueda sernos útil y por ende que sea respetuosa. Ah! y respetuosa no significa sin conflictos, sino promover espacios para hablar de ellos para buscar soluciones y que ambas partes puedan sentirse cómodas. Pudiendo cada vez obtener artesanalmente una mejor versión de nosotras mismas. Y digo artesanalmente, porque quien lo puede transformar es cada una de nosotras, el acompañamiento, ya sea con terapia, talleres… pero quien puede hacer el esfuerzo es uno mismo, responsabilizarnos de lo que no nos gusta y seguramente nos fastidia.
Cárabo: Pero ¿cómo?
Maria Goday:
Estoy segura de que muchas veces estas molestias, incomodidades, hemos tratado de decirlas, a veces tranquilamente, otras no… y puede que notemos que la conducta que no nos gusta siga. Internamente esto puede retorcernos y la rabia (o lo que cada uno sienta) la vayamos alimentando con nuestros pensamientos y acciones.
Por ejemplo:
Son las 16h y la abuela Carmen va buscar a su nieto, Sam, al casal de verano y le lleva un bocadillo de crema de cacao y un zumo de piña. (En su interior piensa que es un buen plan, ayer quedaron en eso si se terminaba el melocotón y se marchaban pronto del parque, ¡funcionó! Se terminó toda la merienda y cuando fue la hora de volver a casa, marcharon a la primera). Es posible que Carmen sienta satisfacción con el día de ayer y por eso quiere demostrar su amor y piensa en lo que acordaron con Sam.
Para Marta, la mamá de Sam, esta escena le molesta, para ella es importante que coma fruta natural, no coma chocolate además, amenazar con comida para que funcionen los acuerdos nos son maneras. (En su interior Marta siente que Carmen no la escucha y hace lo que quiere con su hijo).
Cárabo: ¿Qué está ocurriendo en este ejemplo?
Cada una tiene su percepción, sus maneras, para ellas están bien su modo de pensar y actuar.
Sin profundizar en la cultura familiar cada una ha elaborado la propia y para ellas está bien, pero está claro que a las dos les remueven cosas, o sea, que esta situación cotidiana les produce algo que las toca, la cuestión es cómo lo manejan.
Cárabo: ¿Qué es lo que nos hace llegar a conflictos?
Cuando las dos adultas quieren tener la razón, se entra en un juego de poder, una tiene que ganar a la otra, tener la razón. Éste comportamiento es totalmente cultural, un sistema que nos separa, nos desvincula, es posible que nos ensordezca, porque el objetivo es ganar y no ser débiles. Otra opción podría ser, una de las dos calla para no generar conflicto, ya sea por miedo, pereza, agotamiento… y aquí, quien cede y calla tampoco está cómoda y quizás en otra situación, algún día estalle y la otra no entienda nada.
También quiero comentar, que el conflicto puede ser aprendizaje, a veces sin él no nos damos cuenta que pasan cosas, si nos damos cuenta podemos transformar o mejorar lo que nos ha llevado al conflicto.
Habrá tantas situaciones como familias, pero lo importante es podernos respetar y autorespetarnos. Al final lo que deseamos de nuestros hijos/nietos es que se respeten y respeten. No podemos dejar de nombrar la comprensión. Si nos sentimos comprendidas y respetadas la cooperación seguramente se dé, y esto nos ayudará a fluir. Aquí damos ejemplo a nuestros hijos y nietos de escucha, de habla, de respeto y de comprensión.
A menudo tenemos la creencia de que si decimos las cosas bien dichas y con respeto nos harán caso a la primera, quizás sí, quizás no, no está en nuestras manos. Lo que sí que está en nuestras manos es no herir y cuantas menos heridas acumulamos más cerca nos sentimos del otro. A veces cuando estamos molestos herimos para que nos hagan caso, por ejemplo cuando castigamos, una empatía un tanto extraña, muchas veces lo usamos para que así comprendan nuestro dolor.
Por ejemplo (sigo con el ejemplo anterior):
Si Carmen le dice a Marta que ya vale de que le diga de como tiene que hacer las cosas, que qué se piensa si ella ya ha criado y tan mal no ha salido y que le deje en paz. Y Marta le contesta con: no verás a Sam, porque no entiendes nada de lo que te digo. Con esta escena evidentemente hay un conflicto, y en ese caso Marta castiga a Carmen, el objetivo podría ser te quedas sin ver al niño a ver si aprendes y te acercas a mis convicciones. Quizás Carmen se acerque o no, pero las dos están heridas, ambas no notaron la comprensión y por ende el enfado escaló.
Cárabo: Pero ¿cómo salir de estos automatismos?
En primer lugar, tomar conciencia de estas incomodidades, saber qué nos gusta y qué no y luego cómo decirlo para promover otro tipo de conversaciones. Es necesario poder hablar cuando sentimos la molestia, si lo guardamos y guardamos acumulamos y desde este punto, se complican las situaciones.
Os dejo aquí una pincelada que facilita esta comunicación respetuosa:
En lugar de....
- Negar sentimientos
- Acusar, insultar
- Atacar
- Sermonear
- Buscar culpables
- Decir lo que falta
...podemos...
- Reconocer, identificar y poner nombre a qué sucede
- Expresar lo que YO siento, lo que quiero o espero
- Dar información literal, actuar
- Buscar una palabra para decir lo que queremos
- Buscar soluciones
- Decir lo que sí hay
Volvamos al ejemplo:
Si Marta le dice a Carmen: Carmen, cuando llevas a Sam a casa y está muy alborotado cuesta que se duche… yo estoy cansada en el trabajo tenemos un pico de trabajo. (Marta habla desde el yo, lo que le pasa a ella, sin atacar y describiendo cómo es la situación).
Y Carmen podría decir a Marta; Marta veo que estás cansada y Sam viene alborotado porque merendó especial y venimos corriendo desde el parque. ¿Cómo prefieres que te ayude? ¿hago la cena? ¿o mejor acompaño a Sam a ducharse mientras haces la cena? . (Carmen reconoce el agotamiento sin juzgarlo y busca soluciones).
¿Cómo sienten ese ejemplo?
De un día para otro es difícil cambiar las maneras de comunicarnos y como he dicho anteriormente es complicado salir de los automatismos que tenemos instalados, y buscar acompañamiento puede facilitar, para poder compartir y empezar a practicar. Por suerte cada día tenemos oportunidades de hablar desde nuestro yo, de describir, de no atacar… así podemos salirnos del juzgar, vamos a buscar la comprensión y cómo solucionar la situación.
Y algo imprescindible es el respirar, respirar y respirar, para que el automatismo no se dispare rápido y permitirnos un pequeño espacio para pensar, ¿qué necesito? y poderlo transmitir de una forma respetuosa. Este primer paso requiere de práctica, ya que cuando el enfado se apodera de nosotras es muy fácil caer en el ataque, en los sermones, en dar la culpa al otro… y desde ahí la construcción se complica y empieza la lucha de poder.
Tampoco me puedo olvidar de escuchar, escuchar de veras. ¿Que significa de veras? escuchar hasta que terminen de exponer lo que necesiten contarnos, o sea, no hacer preguntas entre medio, dar soluciones antes de terminar, atacar… eso no nos ayuda cuando explicamos. Puede desconcentrarnos, dejamos de pensar en qué necesito, porque la otra persona ya se ha adelantado y quizás tengamos que buscar el contraataque (volver al automático).
Muchas veces cuando hablamos en voz alta nos damos cuenta de errores y puede que hasta encontremos soluciones… por qué cortarlo y que cada uno pueda darse cuenta? Siempre estamos a tiempo de decir lo que pensamos una vez hemos escuchado. Y si nos damos ese tiempo y respiramos, seguramente podemos pensar: ¿cómo debe sentirse?, ¿cómo me siento con esto que me dice?, ¿me molesta?, ¿Por qué será?…
Cuando nos atrevemos a pensar qué nos sucede con lo que nos dice quien tenemos delante, eso no ayuda a enfocar mejor las respuestas.
Si los adultos hacemos el esfuerzo de escuchar y empezar a comunicarnos respetuosamente con la finalidad de que salgan ganando todas las partes, llevará a empoderarnos y damos lugar a que nuestros hijos o nietos tengan la oportunidad de entrar en una rueda de comprensión, respeto y confianza.

¿Necesitáis apoyo y orientación familiar?
Consulta nuestra cartera de SERVICIOS