Ansiedad: Síntomas Físicos y Estrategias de Manejo desde la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)
La ansiedad es una de las condiciones emocionales más comunes en la actualidad, afectando a millones de personas en todo el mundo. Aunque es una respuesta natural ante situaciones percibidas como amenazantes, cuando se vuelve crónica o desproporcionada puede interferir significativamente en la vida diaria. En este artículo, exploraremos los síntomas físicos de la ansiedad y cómo abordarlos desde la perspectiva de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), un enfoque terapéutico innovador que promueve la flexibilidad psicológica y la aceptación de las emociones.
Ansiedad: síntomas físicos
La ansiedad no solo afecta el bienestar emocional, sino que también tiene manifestaciones físicas que pueden ser extremadamente perturbadoras. Estos síntomas físicos varían de persona a persona, pero en general, son respuestas del sistema nervioso autónomo, que se activa cuando el cerebro percibe una amenaza. Aunque estas respuestas pueden ser útiles en situaciones reales de peligro, en personas con ansiedad crónica se desencadenan sin una amenaza tangible, causando un malestar significativo. A continuación, se presentan algunos de los síntomas físicos más comunes de la ansiedad:
- Palpitaciones y taquicardia: Las personas con ansiedad a menudo sienten que su corazón late más rápido o de forma irregular. Esta aceleración del ritmo cardíaco es una respuesta del cuerpo ante la activación del sistema de “lucha o huida”.
- Respiración rápida o superficial: La hiperventilación es común durante un episodio de ansiedad. Esto ocurre porque el cuerpo se prepara para una posible amenaza al aumentar el suministro de oxígeno a los músculos, lo que puede generar mareos y sensaciones de falta de aire.
- Tensión muscular: La ansiedad prolongada a menudo lleva a una constante tensión en los músculos, lo que puede causar dolores, sobre todo en el cuello, los hombros y la espalda.
- Problemas digestivos: El sistema digestivo es muy sensible a los cambios emocionales, y muchas personas con ansiedad experimentan malestar estomacal, náuseas, diarrea o estreñimiento.
- Sudoración excesiva: La ansiedad puede hacer que el cuerpo produzca más sudor como parte de su preparación para una situación de peligro percibido.
- Sensación de fatiga: Los episodios prolongados de ansiedad pueden agotar las reservas de energía del cuerpo, dejando a la persona sintiéndose cansada y con poca energía.
- Mareos o vértigo: La hiperventilación y la tensión muscular pueden provocar mareos o una sensación de desmayo, lo que a menudo agrava el malestar.
- Temblores o sacudidas: Los niveles elevados de adrenalina en el cuerpo durante la ansiedad pueden causar sacudidas involuntarias o temblores.
Estos síntomas físicos son reales y pueden ser debilitantes, llevando a las personas a buscar soluciones que les permitan recuperar el control de sus cuerpos y mentes. Aquí es donde la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) puede ser una herramienta valiosa.
¿Qué es la Terapia de Aceptación y Compromiso?
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es un enfoque de tratamiento psicológico que se centra en la aceptación de las emociones, pensamientos y sensaciones incómodas, en lugar de luchar contra ellas. Fue desarrollada por Steven C. Hayes y sus colaboradores en la década de los 80, como una extensión de la terapia cognitivo-conductual (TCC), con un enfoque especial en la aceptación y el compromiso con acciones que son consistentes con los valores personales.
A diferencia de otras terapias que buscan cambiar o controlar los pensamientos y emociones, ACT promueve la aceptación de la experiencia emocional tal como es, lo que permite a las personas convivir con sus síntomas sin quedar atrapadas en un ciclo de lucha interna. Esto se logra mediante el desarrollo de lo que ACT denomina “flexibilidad psicológica”, es decir, la capacidad de estar presentes en el momento y comprometidos con acciones que nos acerquen a nuestras metas, independientemente de las emociones negativas que puedan surgir.
Cómo Combatir la Ansiedad desde ACT
ACT ofrece varias herramientas útiles para abordar los síntomas de la ansiedad de una manera más funcional y menos angustiante. A continuación, explicamos algunas de las estrategias principales de esta terapia para lidiar con la ansiedad:
- Aceptación: Uno de los principios centrales de ACT es la aceptación de las emociones y sensaciones tal como son. En lugar de intentar escapar de la ansiedad o suprimir los síntomas físicos, se enseña a las personas a permitir que esos sentimientos existan sin tratar de cambiarlos. Esta aceptación reduce el poder que la ansiedad tiene sobre la persona, ya que la lucha constante por evitarla suele incrementar el malestar.
- Defusión cognitiva: En ACT, la defusión cognitiva es la habilidad de tomar distancia de los pensamientos, viéndolos simplemente como eventos mentales y no como realidades que deban ser creídas o seguidas. Por ejemplo, en lugar de creer el pensamiento “estoy en peligro”, se trata de observarlo como un simple pensamiento, permitiendo que la persona pueda elegir si actúa sobre él o no.
- Estar presente: Muchas personas con ansiedad están atrapadas en preocupaciones sobre el futuro o rumiaciones sobre el pasado. ACT promueve la atención plena o “mindfulness”, una práctica que ayuda a las personas a anclarse en el momento presente y observar sus pensamientos y sensaciones sin juzgarlos ni reaccionar ante ellos.
- Clarificación de valores: Un aspecto clave de ACT es ayudar a las personas a identificar lo que realmente les importa en la vida, sus valores. Una vez claros, el objetivo es alinear las acciones diarias con esos valores, a pesar de la ansiedad. Por ejemplo, una persona que valora las relaciones familiares puede decidir visitar a un ser querido, incluso cuando la ansiedad le sugiere que debería evitar el contacto social.
- Compromiso con la acción: ACT promueve tomar acciones concretas que estén alineadas con los valores personales, incluso cuando se sienten emociones negativas como la ansiedad. Esta perspectiva cambia el foco del problema hacia lo que uno realmente quiere en la vida, permitiendo que las personas tomen decisiones proactivas y valientes, en lugar de dejarse paralizar por el miedo.
Flexibilidad psicológica: El objetivo final de ACT es cultivar la flexibilidad psicológica, es decir, la capacidad de adaptarse a las circunstancias cambiantes de la vida sin quedar atrapado en patrones de evitación. Esto permite que las personas enfrenten la ansiedad con una perspectiva más amplia y menos reactiva.
Conclusión
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante el estrés, pero cuando se vuelve crónica o desproporcionada, puede interferir con nuestra calidad de vida. Los síntomas físicos de la ansiedad, como las palpitaciones, la tensión muscular y los problemas digestivos, son señales de que nuestro cuerpo está reaccionando a pensamientos y emociones internas. La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) ofrece una vía poderosa para combatir la ansiedad, enfocándose en la aceptación de las experiencias internas y el compromiso con acciones alineadas a nuestros valores, en lugar de intentar controlar o suprimir las emociones negativas.